Es tradición plantearnos retos por
año nuevo. Es distinto de los regalos de Reyes, que son de aspecto más material.
O de Navidad, que se va imponiendo Papá Noel. Sigue la invasión cultural y el asimilación
voluntaria. O si no, ya me contaréis el Halloween…
Las películas, la televisión, las
multinacionales. . . la debilidad cultural de los receptores, la inacción, la
pretendida "modernidad", todo lo que suene a inglés es superior a lo
propio. . .
A mí me llega el fin de año sin
pensarlo demasiado, al igual que pasan los días, las semanas y los meses. No
tengo ansiedad por la Semana Santa o el Verano. Llegan como quien dice, de
golpe. Será que disfruto más del tiempo? Que mi vida no está mal? Que la
aprovecho?
Será que el tiempo es un valor al
alza, a medida que queda menos. Y sabéis que no se puede comprar? El dinero. . . gran zanahoria que tenemos
delante de nuestras narices durante gran parte de nuestra vida. Es como una
pretensión clara. Otros deseos son más etéreos. La salud, el amor, la amistad.
. .
Pero el dinero se puede contar.
Con el dinero se puede chulear. Te dan caché, sea en la condición que sea. Seas
alta o bajo, joven o viejo, guapa o feo. Con dinero se tiene poder, el gran
aliado del dinero. Por eso tanta gente se apunta a la lotería y tan poca es
altruista.
Puede que sea lo único, junto con
la fama, que te hace sentir importante, ante una época donde la falta de
confianza en uno mismo se ha convertido en enfermedad. Enfermedad esparcida
expresamente y que tiene difícil cura. Beneficia a quien ya tiene el dinero y
el poder. El otro sentimiento que nos están inoculando por muchos medios es el
miedo. La gran arma de los dueños del dinero y del poder.
Me ha venido a la cabeza, después
de una charla en el Bar, donde voy cada mañana, con Ramón, Jordi y mi hermano.
Ha sido muy divertido.
Aunque con estos aspectos que no
son para animarse, hay que decir que vivimos en unos de los mejores lugares
donde se puede vivir. En la Europa burguesa, climatológicamente templada y en
un enclave logístico importante. Con una inquietud política que da vidilla. Con
gente con iniciativa, trabajadora y potente.
Pero el fin de año se acerca y
tengo que pensar en mis deseos: Salud, dinero, reducir peso, un viaje por la
familia, estudiar algo, colaborar más en casa, buscar un nuevo trabajo,
complementar el trabajo actual, publicó un libro. Son muchas las posibilidades,
y seguramente algunos los tendré presentes.
Pero hay uno de etéreo que
funciona bastante bien. Tratar bien a los que nos rodean, querer a la familia y
los amigos y que se note, pensar más en los demás y relegar el consumismo, ser
un poco más ecológicos y hacer cosas, si se quiere que cosas cambien. Sí, son
muchas cosas, pero qué demonios! el papel lo aguanta todo.
Felices fiestas y buen año.
26-12-2014
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