Primeros días de setiembre
de 2014
No llevamos buena vida las
mujeres. No es buena.
De pequeñas nos educan para
ser princesas. Cuando crecemos un poquitin y ya “pesamos” lo suficiente, las
miradas del “prójimo”, para utilizar una similitud bíblica, ya nos desnudan.
Parece parte del
entrenamiento para ser mujer. Normalidad hasta ahora. Más adelante tomamos
consciencia del poder que eso supone y acabamos pilladas en la trampa del
aspecto físico.
Después
queremos un príncipe azul. Y no hay, de azul consistente. Son azules al
principio (excepto los pitufos), al poco destiñen y finalmente casi pálidos. En
la misma medida que nosotras nos sentimos transparentes.
Es entonces
cuando las miradas pasionales del prójimo se agradecen. Estamos vivas.
Cuán fácil es
manipular a los hombres. Por sencillos, primitivos e inadaptados.
Si.
Inadaptados porqué han perdido su papel de “espaldas plateadas”. No saben dónde
situarse en el campo de fútbol. Las mujeres ya somos auto-suficientes, o casi.
Contado así,
parece que sí somos reinas y princesas. Pero no. Siguen latentes las actitudes
machistas. En el trabajo, en casa, los hijos y muchos otros aspectos.
En algunos
casos de forma sutil. Y muchas veces de forma no voluntaria. No es necesario
exagerar.
La cuestión es
que en este tiempo que nos ha tocado vivir nos pilla de impasse. Trabajamos,
hacemos de madres, de amas de casa, y lo que haga falta.
Hemos puesto
de moda que sabemos hacer más de una cosa a la vez, comparado con la inutilidad
de los hombres, que casi no saben hacer una de medio bien.
Y nos creemos
más listas, fuertes e inteligentes. Más preparadas, seguro. Y en cambio, los
lugares de trabajo relevantes, aún en gran medida, están en manos masculinas.
Ha cambiado un
poco, pero queda mucho camino. Sabe mal ver que esta evolución, de la
participación de la mujer en lugares importantes, viene tanto del nivel de
preparación como del hecho que son “mujeres de …, amigas de…, hijas de… viudas
de… o amantes de …”
Porqué
estadísticamente, las mujeres vivimos más años. Y eso a la larga, es una ventaja.
Queremos hacerlo
todo. Nos sentimos “cargadas” cuando no nos sentimos apreciadas, valoradas y
queridas. Y notamos esa falta de colaboración en casa.
Podemos decir
que hay escasas excepciones, i eso aún tiene más valor. Pero no por eso más
perdonable.
Supongo que
esto viene del papel de nuestros padres y abuelos.
Los cambios de
conducta son lentos entre generaciones (los importantes).
También nos
hace falta adaptación a las nuevas situaciones. No pensemos que somos tan y tan
listas. Esta actitud de “patada hacia adelante” presume mucho, pero no nos
soluciona los verdaderos problemas. Poco a poco. Tampoco es sencilla nuestra “re-colocación”.
Nos ha tocado
vivir en una época. A todos les toca. Para las mujeres no es la peor.
Especialmente en Catalunya, que ha valorado siempre el papel de la mujer, mucho
mejor que otros lugares.
Somos reliquia,
en Catalunya, conservando nuestro apellido, incluso casadas. Y debemos
transformar esta reliquia en moda. Se debe extrapolar a todos los lugares
posibles. Es justo.
Lo de los
primeros apellidos en los hijos, más complicado. Quiero decir poner primero el
apellido de la madre. Es tema a discutir, por tema histórico y de tradición,
etc., que siempre nos acaba afectando.
¿Somos
esclavas de estar estupendas?. ¿Somos esclavas de ser súper-competentes?. ¿Somos
esclavas de llevar la iniciativa y cuidar a la familia?. ¿Somos esclavas por
tener el deber de cuidar a padres o abuelos?.
Debemos tomar
un respiro. Parar a meditar. El tiempo pasa. Y cada día es un regalo. Debemos
abrir el paquete a primera hora. Porqué si es bueno, y por falta de tiempo lo
abrimos al final del día, no lo podremos disfrutar.
Algunas
noches, y sobre todo ahora que hace calor, he descubierto mi trocito de cielo.
Des de la terraza me tumbo mirando al cielo. Como la terraza queda “como
encajada” por las paredes de dos casas, me hace pensar que todo lo que veo,
como si se pudiera extrapolar “la parcela” de la terraza, hacia arriba, es mío.
Es un mundo,
un universo. Y es mío. Totalmente mío. Durante estos pequeños ratitos.
Agradables, relajantes, íntimos. Que no me apetece pensar mucho, sino admirar.
Admirar esas estrellas lejanas. Aire. Distancia. Desconocido. Paz.
Y desde la
terraza hasta el infinito es todo mío. Si en el más allá invisible me cruza una
nave de otro mundo, también ha pasado por casa. Mi casa. Mi trocito de cielo.
Mujeres al poder.
Un machote.
En català no firma un "machote"??? En català dones gràcies a la Fefa i en castellà no??? És potser perquè ho dediques a les tevés amigues Mexicanes??? Un "machote" amic teu que es pregunta el perquè d'aquests canvis,,,,,,
ResponderEliminarHola machote. Tinc textes amb variacions quan estan en diferents idiomes. Algún, per exemple, suavitzat, depenent del blog (en tinc un de "dur" = > 18.)
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